La cadena de la rima fácil, Telecinco para los que estén más espesos hoy, nos trajo, a finales de la década, una serie dedicada a los verdaderos héroes de la actualidad, a esos seres superiores que de manera anónima levantan nuestra sociedad: los periodistas. Bueno, quizás se nos haya visto el plumero, no lo vamos a negar… jajaja como tampoco negaremos que aquellos trabajadores de Crónica Universal fueron, en parte, culpables de la masificación de las facultades de periodismo de la época, ya que la visión del periodismo de esta serie enganchaba: redactores que se acostaban con redactoras, que a su vez se acostaban con otros redactores, misterios, investigaciones, asesinatos, etc. La rutina de una redacción cualquiera vaya…
Y entre su reparto, un jovenzuelo Pepón Nieto que se entregaba a la ardua tarea de fotocopiar y llevar cafés; Esther Arroyo, una periodista ligera de cascos (si vemos una telenovela con ese nombre nos apuntamos el copyright); una irreconocible Belén Rueda, que desde que toma Omega 3 y hace salto de trampolín parece otra persona, y la pareja de la serie, Amparo Larrañaga, que desapareció misteriosamente en mitad de la serie, y José Coronado, al que idolatramos profundamente por ostentar el récord de participación en series españolas, parece que aunque iba mucho al baño, por aquello del bífidus, le quedaban siempre fuerzas para trabajar.
¡Rrrrrrrrrrrrriiiinggggg! Era más o menos la hora de la merienda, no nos vengáis ahora con que vosotros merendabais después porque no cuela, y ese timbre indicaba el comienzo de Salvados por la Campana. Podríamos hablar de muchas cosas; de Zack, el protagonista, y los líos que se buscaba capítulo tras capítulo, de su amor por Kelly, las tonterías que hacemos los hombres por una mujer a veces… o de aquellos inolvidables momentos en la hamburguesería, que hay que ver lo delgados que estaban los jodidos para la cantidad de comida basura que ingerían, porque no creo que pasasen tantas horas allí sin consumir nada, estos americanos tienen un metabolismo a prueba de bombas.
Pero preferimos centrarnos en Screech, uno de los primeros grandes pringados de la televisión. El pobre vivía a la sombra de Zack y acababa cargando con la culpa de todas sus acciones, y aunque al final siempre se acababa sabiendo quién era el verdadero culpable, el pobre Screech siempre estaba a punto de salir mal parado. Nosotros, que somos seres muy empáticos (¡Modesto baja que subimos nosotros!) y siempre nos ponemos del lado de los débiles, sentíamos antipatía por Zack, es más, le odiábamos, y defenderemos a ultranza al pobre Screech, verdadero alma de la serie. Bueno, en realidad, a Elena le cuesta más admitir lo de Zack, porque como toda niña de la época quedaba eclipsada por aquel chuleta rubiales.
Al salir de clase
Una especie de Melrose Place a la española, sólo que aquí los protagonistas tenían más pinta de treintañeros que de adolescentes, porque ojito con Raquel Meroño, aquella rubia 90-60-90 era demasiado mujerón para un instituto. También podemos encontrar semejanzas con Salvados por la Campana, pero aquí en vez de pasar las horas en la hamburguesería las pasaban en el CBC, Chico Busca Chica, nombre más propio de una agencia de contactos que de un café, que era, además, un lugar cuanto menos peculiar: un bar con estudio de radio, tienda y hasta cyber que llegó a tener, para qué querían aquellos ir a la universidad, si aquello era un minicampus.
Esta fue sin duda una de las series más largas de la época, porque vimos a los personajes a medio día durante las cuatro estaciones, de unos cuantos años además. No dejaba indiferente a nadie lo surrealista de la serie, porque qué jóvenes españoles de 16 o 17 años vivían en un piso compartido con los amiguetes, además ¿cómo podían ocurrir en un mismo instituto tantas fatalidades? Ni idea, pero aquí hubo desde encarcelamientos hasta asesinatos, pasando por otro montón de situaciones dignas de CSI que hacían auténticas limpiezas de reparto, quizá por esto llegaría a ser, posiblemente, la serie que más actores y actrices ha descubierto en España, porque todo hay que decirlo, la mayoría salieron bastante bien parados, o al menos con trabajo, porque ya casi no hay ninguna serie española que no tenga alguien en el reparto que nos haga decir: ¿Ese/a no era de Al salir de clase?
Médico de familia
Cuando Emilio Aragón colgó su nariz de payaso y se dio cuenta de que Paloma, la de goma, había mejorado mucho con su cirugía y no tenía por qué preocuparse por ella, se decidió a protagonizar una de las series de televisión españolas más exitosa de los últimos años, Médico de familia. Seguro que aún muchos de vosotros tenéis grabada en vuestra mente aquella melancólica melodía con la que comenzaban sus capítulos. La historia, en principio, era un tanto dramática, un joven médico con tres hijos que recientemente había quedado viudo y para colmo se había enamorado de su cuñada, al lado de los guionistas de esta serie Esquilo, Sófocles y Eurípides eran los payasos de la tele vaya. Pero no hace falta ver más de diez minutos para comprobar que no era nada de eso.
La serie era divertida y tierna, os animamos a que discutáis sobre vuestro personaje favorito, porque eran tantos y tan carismáticos… Estaba Chechu, el benjamín de la familia, risueño y travieso, pero con un gran corazón, además, el jodido iba siempre vestido como yo, llegué a sospechar que llevaba a un equipo de Telecinco siguiéndome cuando iba al ZARA. Con él siempre estaba Manolo, su abuelo, que bien podría haber sido el de cualquiera de nosotros, y su amigo Matías, del que seguimos sospechando que era un santo, porque tenía una cara de bueno el hombre…
Y por último tenemos que destacar a la Juani, la asistenta de la familia, uno de los personajes más carismáticos por su acento, manera de ser y vestir y por su comportamiento, llegando a marcar tendencia hasta el punto de que todas las tiendas de todo a cien de aquellos años contaban en sus estanterías con aquellas pinzas con floripondio incluido. Fue tanta su influencia que algunos de nosotros aún conservamos secuelas de aquellas collejas al estilo Juani, o traumas peores, como el de uno de los creadores de este blog (Elena, es Elena ¡jijijijiji!) que, viendo que la Juani siempre aparecía con la bolsa de pan Bimbo a su alrededor, llamaba Juanix a los sándwich.
Padres Forzosos
La serie por la que el Golden Gate de San Francisco pasó a ser “el puente de Padres forzosos” para todos y cada uno de nosotros, porque apuesto a que la mayoría no habéis tenido en vuestra cabeza ese puente rojo hasta que habéis leído que era el de la serie jajaja Perdonados quedáis, fueron demasiado años viendo cómo pasaban por él los protagonistas en descapotable, porque fueron ocho temporadas en las cuales esa escena no variaba en la cabecera de ninguna de ellas jajaja